Seguro que has escuchado hablar de los efectos nocivos de la luz azul en la salud ocular, pero ¿toda la luz azul es perjudicial? Las pantallas de los dispositivos electrónicos que utilizamos diariamente: smartphones, tablets u ordenadores emiten mayor cantidad de luz azul que las fuentes naturales como el sol. 

Según datos del estudio “Screen Pollution: Las pantallas y el confinamiento” elaborado por Multiópticas, el tiempo de permanencia que los españoles pasan frente a una pantalla se ha incrementado durante el confinamiento en un 30% respecto al mismo periodo del año anterior. Hacer videollamadas, tareas escolares, informarse o, incluso, hacer deporte, son actividades que han comenzado a realizarse a través de un dispositivo electrónico debido a la pandemia por coronavirus.

Según este mismo estudio, los españoles pasamos 11 horas mirando un dispositivo con pantalla. Algunos usuarios interactúan con más de 5 pantallas distintas a lo largo del día; el 80% de la población española mira la pantalla de un dispositivo electrónico al levantarse y antes de acostarse; y 2 de cada 3 españoles reconocen que se lo llevan al baño. Ante tal sobreexposición los expertos nos informan sobre sus posibles consecuencias para nuestra salud ocular. 

A pesar del incremento del uso de las nuevas tecnologías en los últimos meses, ya en 2017 las conclusiones de la ‘OPTOM Meeting Barcelona’ anunciaban la relación entre el uso de la tecnología y la incidencia de trastornos visuales como la fatiga visual y la sequedad ocular. 

Ahora bien, no toda la luz azul es perjudicial para la salud ocular. Veamos qué tipos de luz azul existen y cómo prevenir sus posibles efectos en la visión.

Qué es la luz azul

La radiación electromagnética, forma en la que la energía del Sol llega a la Tierra, está formada por rayos ultravioletas, luz visible y radiación infrarroja. La parte del espectro electromagnético que el ojo humano puede percibir es lo que se denomina el espectro visible, luz visible o simplemente luz. 

La luz está compuesta por radiaciones de longitudes de onda comprendidas entre los 400 y los 700 nm (nanómetros). Cada uno de los colores que componen la luz visible se corresponden con una longitud de onda: 

  • rojo: de 620-750 nm,
  • naranja: 590-620 nm, 
  • amarillo: 570-590 nm, 
  • verde: 495-570 nm,
  • azul: 450-475 nm y 
  • violeta: 380-450 nm. 

La luz azul es la parte del espectro visible que está más cercana a las radiaciones ultravioletas. Tienen una longitud de onda corta, de los 380 a los 495 nm, que corresponde con la luz visible de mayor energía.

La luz visible de alta energía (conocida por sus siglas en inglés HEV) abarca longitudes de onda que van desde los 380 hasta los 500 nm. Algunos expertos la dividen en luz azul-turquesa y luz azul-violeta. Estos rayos de luz de alta energía se dispersan de forma más fácil que los demás cuando golpean el aire y las moléculas de agua de la atmósfera. Por esta razón, cuando el cielo está despejado y sin nubes lo vemos de color azul.

Cómo afecta la luz azul a los ojos

La luz de las pantallas y LED emite una gran cantidad de rayos azul-violeta. Además, el uso de pantallas ubica la fuente de luz a una distancia muy cercana de los ojos, lo que provoca que la luz nos llegue de forma muy directa.

Los problemas oculares relacionados con la luz azul se han agrupado en 5 principales grupos:  fatiga visual, ojo seco, molestias por deslumbramiento, daño de las células retinales y alteración de los ciclos biológicos.

Fatiga visual

La fatiga visual es una de las consecuencias asociadas al conocido como síndrome visual informático (SVI). Aparece cuando los ojos han realizado un esfuerzo acomodativo excesivo al mirar una pantalla durante un periodo prolongado de tiempo. 

La fatiga visual se manifiesta en forma de molestias como picor de ojos, calor, hinchazón o sensación de “arenilla”; dolor de cabeza o visión borrosa.

¿Qué podemos hacer para retrasar la aparición de la fatiga visual?

Para reducir la fatiga visual es importante tener en cuenta la iluminación del sitio en el que estamos utilizando el dispositivo electrónico. Es recomendable que no haya demasiada luz ni muy poca pues podría suponer un mayor esfuerzo por parte del ojo para enfocar. También se deben evitar los reflejos de luz.

Hacer paradas o buscar nuevos enfoques también pueden ayudar. Siempre que sea posible, es recomendable tomar un tiempo de descanso cuando se nota que los ojos comienzan a molestar. También mirar objetos que estén más alejados que la pantalla del equipo con el que estamos trabajando, alejar la pantalla o, si es posible, mirar el horizonte, pueden retrasar los síntomas de la fatiga visual.

Ojo seco

ojo seco

Existen estudios que demuestran la estrecha relación entre la estabilidad de la película lagrimal y la función visual bajo la exposición a la luz azul. Los pacientes con síndrome del ojo seco experimentan un empeoramiento al realizar actividades visuales “de cerca” y, particularmente, con el uso de pantallas.

Según los profesionales, el uso de dispositivos tecnológicos como el móvil o la tablet reduce la frecuencia de parpadeo lo que conlleva que se prolongue el tiempo de renovación de la película lacrimal. 

Los síntomas principales del ojo seco son, como su propio nombre indica, la sensación de sequedad en la zona o, incluso, puede causar inflamación. Picor, ardor, sequedad o el lloro constante son otras de las señales que causan el síndrome del ojo seco.

¿Cómo evitar el ojo seco?

Una de las formas de reducir los síntomas que sufren los pacientes con síndrome de ojo seco causado por SVI es la limitación de la exposición a la luz azul en tiempo o intensidad. Para ello, además de los descansos que comentábamos para la reducción de la fatiga visual, se pueden utilizar algunas herramientas de filtrado de la luz como las que veremos en el apartado de consejos de este artículo.

Deslumbramiento

La exposición directa a luz azul en distancias cortas puede producir deslumbramiento, cuyo síntoma principal es la imposibilidad de ver correctamente en entornos iluminados, obligando al usuario a mirar “de reojo”.

Esta molestia que provoca la luz por el deslumbramiento puede producir fuertes dolores de cabeza.

Se recomienda consultar con un especialista siempre que, al exponerse a una fuente de luz, no se recupere la visión normal en menos de un minuto.

Daño en las células retinales

La edad, el tabaco, el alcohol, la genética, la exposición a radiación ultravioleta, factores nutricionales o enfermedades sistémicas son algunos de los factores de riesgo para las enfermedades visuales más comunes como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o las cataratas. A ello se suma la exposición a la luz azul. 

Aunque algunos estudios han demostrado que la exposición acumulada a luz azul-violeta aumenta la producción de ROS (asociado con el desarrollo de la DMAE), la influencia de este tipo de luz en el origen y evolución de la enfermedad sigue siendo controvertida pues se basa en conclusiones de estudios “in vitro”.

Alteración de los ciclos biológicos

Los ciclos fisiológicos de los seres humanos están regulados en gran parte por la luz. En particular, la luz azul-turquesa es uno de los agentes principales de nuestros ciclos biológicos. 

La alteración de estos ciclos puede conllevar diversos trastornos de tipo psicológico, depresión, ansiedad, enfermedades cardíacas, diabetes, etcétera. 

Aunque la luz exterior puede mejorar el tratamiento de algunos de estos trastornos, la luz LED y la luz azul, y su exposición en momentos correspondientes al ciclo nocturno, pueden provocar alteraciones en el sueño o desórdenes de conducta debido a la alteración de los ritmos circadianos.

Cómo activar la protección de luz azul en tus dispositivos

Son muchos los dispositivos electrónicos que hoy día te permiten modificar la luz que emiten para evitar que, cuando se utilizan de noche o en situaciones de poca luz, el espectro lumínico de la pantalla sea tan azul. Es lo que se llama luz nocturna o modo oscuro.

Windows

Por ejemplo, si trabajamos con un PC, en Windows 10 a partir de la versión 1703, se puede activar la “luz nocturna” a través de la configuración del sistema. Para ello solo tienes que ir a “Configuración” > “Sistema” > “Pantalla”:

Además, en “Configuración de la luz nocturna” se puede programar la hora en la que queremos que se cambie la luz de la pantalla y determinar la temperatura de color que resulte más cómoda para nuestros ojos.

luz nocturna windows

Mac

En Mac, el filtro de luz azul se denomina “Night Shift”. Puede ser configurado en los equipos con sistema operativo MacOS Sierra 10.12.4 o posterior.

Para activarlo solo hay que ir a “Preferencias del sistema” > “Pantallas” > “Night Shift”. Donde también se puede programar la hora de activación y la temperatura de color deseada.

Dispositivos Android

Los móviles y tablets Android también permiten gestionar la emisión de luz azul de sus pantallas. Aunque su activación depende del modelo y la versión de Android, se suele encontrar en “Ajustes” > “Pantalla” > “Modo de color de la pantalla” o “Temperatura y modo de color” o “Filtro de luz azul”.

iPhone o iPad

Al igual que en los equipos Mac, en iPhone y iPad el filtro de luz se denomina “Night Shift”. 

Para activarlo debes acceder al “Centro de Control” y pulsar el control de brillo hasta que cambie a la pantalla de “Selección de Brillo” donde podremos activarlo.

La configuración de “Night Shift” en los dispositivos iOS se encuentra en “Ajustes” > “Pantalla y brillo”. Al pulsar sobre “Night Shift” se puede configurar tanto la hora de activación del filtro como la temperatura de color que resulte más cómoda.

Desde ANOVO, especialistas en la reparación de móviles y otros dispositivos electrónicos, esperamos que este artículo sobre la luz azul y los dispositivos tecnológicos sirva para prevenir algunas de las dolencias relacionadas con la misma. Recuerda que debes utilizar tus dispositivos electrónicos con responsabilidad y siguiendo las recomendaciones de fabricantes y especialistas.

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